31 julio, 2007

Pasó de modas



Hay palabras que ya no uso. Eso es definitivo.
Y cosas que ya no siento. Importante y mas definitivo aún.
Cosas de la edad, cosas del destino o de las cartas mal tiradas.
Las cartas sobre la mesa.
Y la mesa coja,
y el cartón doblado que no la hace perfecta, y esas cartas ahí,
y mis palabras al viento.
La cercanía,
la lejanía,
la voz de una mujer menopaúsica,
la presencia del delito,
y la falta del deseo.

La corporalidad, la carne y el sexo hambriento.
La falta de deseo.
Ser carne, animal, un pene erguido.
Palabras que ya no uso, y afectos que ya no siento.
Lacónica sutileza es mi cuadro preferido, sobre mi cama. Sobre mis padres, bajo Jesús y la Virgen…condenan el apetito, el sobrepeso, los años de fatiga, y el recuerdo de las cartas que nunca regresaron.
El apetito y el sexo.
La carne y el alma.
El pene erecto y las palabras que no uso.

El cambio y los compromisos desechos,
Los afectos podridos y las palabras que nunca más usé.
Mis espejos trizados,
Mi ausencia,
Mi falta de respeto.
Que no te respeté,
que nunca te amé,
que nunca perdoné.

Que siempre te follé la mente y lo que te restaba de cuerpo,
pero que nunca te olvidé.

18 julio, 2007

a ratos huelo a azufre


Tengo buenas excusas para evitar, reír y adolecer. Desconozco el destino, la fuerza y las agallas de las que tanto se habla. Las promesas de juventud, de suerte y optimismo. De esa fijación, de ese amor, de esos encuentros y esas descargas. La vivencia intrasubjetiva lo hace diferente, casual, y a ratos perversos….y vemos como la vida se marcha, como el tiempo se transforma en una especie de espejo roto en el cual no me quisiera mirar durante mucho tiempo. Las marcas oxidadas en los costados generan atisbos del sabor añejo de un ron de velorio, y de recuerdos de vinos, comidas y sabores vacíos, aliñados con especias venenosas.

Debiese encontrar mejores motivos, reírme a ratos como ellos, como el, como ella. Motivos que motiven a mi sangre hervida con azufre. A la herencia establecida, a lo que soy, a lo que fui, a mi inquisición fetiche, a mi sexualidad herida y envenenada. Y no me río, o invento una risa a destajos para opacar el espanto que genera en mi tantas pastillas, aguas, consejos, recetas. Opacar el hecho de que no he cambiado, y que recuerdo cada instante como vivido hace un instante. Las mismas fuerzas combinadas con fuerzas inestables, el desequilibrio, y esa sensación de llegar a caer en los rieles del metro atisbado. La posibilidad de encontrarte, y darte a golpes, y darte a besos, lanzarte a la línea del metro, ver que te revientas y saborear cada pedacito de tu engaño, de tu sangre hervida por deseos pasajeros. De alimentarme de tu desgracia, del incendio, de las fuerzas que he perdido y los millones que debo…Pagar mis culpas, recuperar a mis amigos y comenzar de cero.

El fuego purifica, mi alma impura lo pide a gritos.
Un antes y un después,
Un cumpleaños olvidado.
Los buenos libros…


Tengo mejores excusas para escapar, como siempre lo hago, como siempre lo intuyo, para aprovecharme del destino, doblarle la mano ya que no me favorece. Un costo mas que no me preocupa, ya tengo muchas deudas con el Estado, mi Universidad, Dios, el Diablo y el Destino.

No espero mucho más, de veras.