28 enero, 2007

Nunca más acá


Digamos que, en palabras de mi Editora “me he vuelto insensible, practicando todo lo que en algún momento pregonaba, era lamentable”. Habrá que vivir la vida en ambos polos, digo yo, que no es tan malo, que mis indicios taoistas, a veces charlatanes, otras no tanto, tienen aciertos en circunstancias en las cuales el proceso de aprendizaje se respalda…y en apariencia no suena tan malo, pero es la apariencia, y nuevamente, “Doña semiótica, Don Eco”, y mis vacilaciones enfermizas con divas que quieren apoderarse de mi inestable personalidad, que en apariencia pareciera tan ordenadita (Rita, Loreto, Maria, Ana Maria, entre otras), pero es semiótica, es contenido inexacto y vidas disfrazadas de éxito efímero…Requena habla de la imagen devastada, yo hablo del lenguaje pervertido.

Es la imagen, si…la imagen y el lenguaje. El encuentro de dos formas exactas que figuran como tal, pero que en contenido no lo son avalan la mayor cantidad de conductas humanas que engañan, ilusionan y enamoran cuando asi lo predestinan. No comprendo, no tengo un espacio dentro del margen de posibilidades a la vida relacionada al consumo, y a la subutilizacion de bienes humanos en función del deseo de imagen y lenguaje de apariencia. El ser humano de urbe está impregnado de consumo, la identidad se estructura en función de cuanto se tiene y cuanto se puede llegar a poseer…la humanidad en si, ha cambiado-no necesariamente perdido- no existe espacio claro con respecto a los objetivos y a las formas de relacionarse de un modo claro, sano, sin ataduras ni deseos insaciables de encontrar el más allá. Como tal experiencia, el desafio del mas allá es el mas acá. Es el encuentro con lo diario, y a la vez la negación –del querar más- de una vida sana. Se niega el deseo de la estabilidad, del conocimiento y del encuentro mutuo entre personas que pueden amarse, entregarse, comprenderse…pero son palabras para Pilar Sordo, no para mi.

Me he quedado vacío de sentimientos y de esperanzas por el hecho de encontrarme sumergido en una voragine de humanos insaciables, ávidos de consumo, dominados por el raciocinio económico de la lógica capitalista.
Lo que soy es el mas acá. No el principe, ni el salvador, ni el profeta, ni el pastor, ni el lider, ni el psicólogo adiestrado para sanar mentes. Es el mas acá, el hoy, el ahora, el wu wei instintivo… como el territorio sin cuerpo, y las calles capitalinas vacías de noche que anhelan el encuentro con un hoy que no es tan lejano.

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