13 noviembre, 2006

Inter-pelación



Tengo el estómago completo de cumpleaños, onomásticos y eventos. Tortas, pasteles, canapés. Matrimonios también. La alegría es un bien no menor-pienso. Probé un Merlot Santa Ema, un “suspiro de amor”, y recalqué que en la cama siempre todo está permitido- en qué cama es otro cuento- Suspiré cuatro veces antes de terminar mi proyecto, y pensé en las veces que he dejado atrás las novelas que comencé y a las cuales les planeaba un final aventurado. Tengo cierto dejo de apatía por las celebraciones. Cumplí 26 años hace un par de días. El dormitorio en blanco, la identidad nula y mi cama deshecha. No había pilas, no hubo fotos, no hubo recuerdos. No recuerdo si había deseos antes de soplar las velas. Sólo recuerdo la misma frase de siempre: “una vez más”. ¿Una vez más para celebrar?, ¿una vez mas para soplar?, ¿una vez mas para recordar?, ¿una vez mas para suspirar?, ¿una vez mas para partir de cero?...Vaya a saber dios cuales son las respuestas. A penas me respondo las interrogantes, surgen otras nuevas- decía el Principito. No hay nada resuelto. La vida termina convirtiéndose en una especie de círculo vicioso/virtuoso digno de vivir. Digno de traspasar… ¿para qué? Vaya a saber dios las respuestas. Si es que las hay, claro…

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